sábado, 1 de noviembre de 2008

Poemas de Día de Muertos

La última desnudez
Para: Antonio Mejía de la Garza (QEPD)

Si alguna vez la vida me cubrió de amores en sus placeres me cultivó
y colocó en mi boca la dulce fragancia de sus ávidos besos

Hoy en un tiempo de no sé cuándo ni cuánto ni dónde ni a qué hora
descubrirá la sorpresiva destreza del destino con las raíces de sus caricias últimas
el íntimo entramado necesario del blanco universo de mis huesos

Cal y canto tierra antes vestida de arreboles traje suave de inusual misterio
seda de encantos deliciosos a la luz del tacto toque de eternas brevedades

Todo cae en un otoño que destierra de las llanuras tersas de oleajes pasionarios
los pétalos de sangre luminosos los ecos de caricias palpitantes



El íntimo tambor marca la danza en esa paz del sublime silencio donde la nada abarca
la insondable estatura del tiempo

Sin nombre queda la ración del juego nos desmoronamos así como las hojas

Caemos así

Después de ser retoño tierno grácil figura sobre el horizonte del alba

Indulgente escarcha nos recorre por dentro dejando los suaves aposentos del templo
en la más absoluta soledad del frío intenso





La más íntima soledad
la última desnudez
somos fragmentos que alguna vez crecieron en tormentas
somos fragmentos que alguna vez crecieron en encuentros
somos fragmentos que alguna vez crecieron en palabras
somos fragmentos que alguna vez crecieron en amores
somos la distancia y el camino

La figura clandestina de la sombra el sorbo del vino el beso del sabor de los duraznos



Somos la vestidura del soplo por demás divino viento sagrado que se esparce volar imaginario estancia

Vaso que se vierte al filo del horizonte cotidiano somos la esencia de la tarde el sentido del amanecer

Somos el vuelo del placer vivido por ello si todavía conservamos los ropajes únicos y últimos
dejemos que nos canten los encuentros dejemos que nos iluminen las caricias
entreguemos nuestros vestuarios a la danza sagrada del amor
antes de llegar a ese tiempo de arrojar para siempre sin derecho a cambio
la íntima seda pasionaria y musical de nuestra amada piel.


Lauro Acevedo

Ciudad y puerto de Ensenada, Baja California, México. Otoño en el año bienamado del 2008.